Estas dos minas, junto con muchas otras, se explotaron en sistema de huecos y pilares. Este sistema consiste en ir extrayendo material de diferentes parcelas dejando pilares de la propia roca para sustentar el techo de la galería.
Durante los inicios del siglo XX la mina El Ángel fue la mejor explotada de todas las de Remolinos, ya que se utilizaba un sistema por cual el material extraído del cuerpo medio (“cinco palmos de malo”) se utilizaba como escombro para rellenar las parcelas ya explotadas por completo. Además, el transporte del material resultaba muy sencillo gracias a un pozo de 30 metros de profundidad que conectaba con otra galería, y esta a su vez con el sistema de ferrocarril. De esta mina se extraía sal de bolos (para alimento del ganado), sal de molino y sal mezclada, que se llevaba a las salinas de evaporación.
Por otro lado, la mina Murciélago es una de las más llamativas por su tamaño y curioso acceso. Se trata de una galería mucho más pequeña que las anteriores y con un acceso complicado para las personas, y mucho más para los medios de transporte. Así, durante años fue visitada por curiosos y senderistas, mientras estuvo abandonada pero accesible.